«El circuito cinematográfico no recibe mucho apoyo para introducir nuevas ideas y un nuevo lenguaje, y es principalmente a través de los festivales que los nuevos cineastas se están haciendo visibles y están consiguiendo su primer contacto con una audiencia».
Por: Rubén Zermeño
México, D.F.- Al igual que José Martí cuando dijo que conocía al monstruo, pues había vivido
Foto: yan.vn
en sus entrañas, Lars Henrik Gass, director del Festival Internacional de Cortometraje Oberhausen, conoce –y revela– los fragmentos de la criatura que alimenta a los adictos de la imagen con visiones que confrontan a la realidad o a la mente misma: los festivales de cine.
Con la era de la información preñada de tecnologías cada vez más útiles y accesibles para capturar las historias en movimiento, la bestia ha crecido y sus células se han multiplicado en una mitosis turbulenta que distribuye a las audiencias de cine en las salas de una muestra y otra en su búsqueda por la saciedad entre carretes de filme henchidos de exploración e imaginación. Los directores de los festivales son los encargados de atraer a esta masa heterogénea.
El Oberhausen, el bastión más antaño de la expresión en corto, se mantiene desde 1954 gracias a la pasión y vitalidad de los directores novatos que regalan un fragmento de sus mentes al público; que revitalizan con cada nuevo ángulo, que refrescan con cada ataque abierto al cliché y que alguna vez se apellidaron Scorsese o Lucas. Leer más de esta entrada